El coleccionismo

Querid@s amig@s del ciberespacio infinito,
Tras la reciente vorágine de fiestas navideñas, excesos varios, consumismo exacerbado -a espaldas de la temida crisis que nos invade - y nuevos propósitos para el recién estrenado año 2009, no podemos pasar por alto una tóxica moda o costumbre que cíclicamente nos visita por estas fechas, al igual que lo suele hacer al finalizar las vacaciones estivales: No es otra que la repentina aparición, inmensamente absurda, estéril, vacía -y, por supuesto, tremendamente garra - del indescriptible universo del coleccionismo.
En este sentido, cabe diferenciar por supuesto aquella colección que creamos partiendo de la base de que se trate de atesorar objetos de un determinado valor histórico, artístico o sentimental, originados por alguna herencia o tradición familiar que puedan realzar nuestro patrimonio personal, a modo de inversión que puede ir aumentando de valor con el tiempo (por ejemplo, aquélla de tipo filatélico o numismático; o bien antigüedades como vajillas, pinturas, mobiliario, etc.) e incluso servir de decoración en nuestros hogares, de la idea nefasta de caer en la tentación de dejarse llevar por la - para algunos - irrefrenable atracción experimentada hacia ese pequeño templo de la garrez más retorcida que no es otro que el aparentemente inofensivo quiosco de prensa.
Sí, amig@s mí@s, pocas aficiones pueden ser consideradas tan garra como el hacer acopio de inútiles objetos de escaso o nulo valor, y que nos son ofrecidas a través de martilleante publicidad en medios de comunicación, muchas veces auténticas operaciones salvavidas de ciertos periódicos, otrora líderes del mercado y hoy relegados a puros mercadillos de la información diaria, acosados como están por la marea creciente de medios de difusión gratuita, que hace que aquéllos tradicionales no se coman un rosco a no ser por que regalan cuponcitos (sí, como las antiguas cartillas de racionamiento de la posguerra) para, tras semanas de paciencia e infinidad de peregrinaciones diarias, poder completar ése indescriptible paso de Semana Santa de resina, aquél azulejo serigrafiado de la Vírgen que pensamos quedaría ideal en el piso de la playa, pasando por los abanicos de plástico brilloso o los imposibles pareos de sospechosa fibra a 1,50 € de la colección "Matalascañas Beach".
¿Que no os lo creéis? Daos una vueltecita y disfrutad de "Muñecas del Mundo en Porcelana", un apasionante viaje planetario de la mano de estas siniestras primas de las "Barriguitas" con mirada de "Chuky"en plan romería de la ONU; lo mejor es que todas tienen el mismo inquietante careto, desde la mexicana a la polaca... Podemos irnos con ellas de excursión a la "Casa Rústica de Montaña", garra como ella sola, sin duda inspirada en cualquier chalecito adosado del Aljarafe, decorado al más puro y especulativo estilo "Remordimiento", a caballo entre los saldos de IKEA y las rebajas de Don Regalón... Seguro que a nuestras muñecas les encantará jugar con los "Guerreros de la Antigüedad", vaya, soldaditos de plomo de toda la vida pero en plan Brad Pitt en "Troya", que incluye de regalo un carro de guerra del ejército del Antiguo Egipto a escala 1/32, con todos y cada uno de sus detalles y accesorios reproducidos "a la perfección"...
Otra fuente inagotable de despropósitos por entregas es sin duda ese imperio del garrismo llamado "Galería del Coleccionista": ¿Quién no conoce a alguien que no tenga en su hogar alguna de sus rocambolescas propuestas? A saber: se supone que es una tienda por correo que ofrece objetos poco comunes, propios de "coleccionista"; cosas curiosas o exóticas... En realidad son baratijas mediocres a precio de coleccionista. De coleccionista de objetos caros, se entiende; por ejemplo, los dedales de porcelana con "encantadores" dibujos de pajarracos varios, las plumas de "serie limitada" de sospechosa factura oriental... ¡Por no hablar de los incautos que les compran hasta joyas!
En fin, amig@s, os invito a que hagáis un pequeño esfuerzo - de memoria y sobre todo, de sinceridad - y compartáis conmigo aquella colección que seguro iniciasteis con gran ilusión y hoy día tenéis escondida bajo la cama o en el trastero, o, a lo peor, aún preside un lugar señalado de vuestros salones de estar... Por cierto, se puede ser más garra que la "salita" Pero este tema lo dejaremos para más adelante... Porque, cada vez más, "La vida es Garra"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja. Bueno yo la verdad es que no he sido muy "coleccionista" salvaguardando la infancia, en la que como casi todos hemos coleccionado cromos, canicas, minerales, algun pseudo intento de "posasvasos" de cartón o las famosas monedas y billetes de otros paises....
jajaja Por Dios!! ¿¿¿quien no se ha comprado alguna vez alguno de los primeros fascículos de los "coleccionables quioskeros" de los q habla nuestro querido Santi ????? logicamente al 3º te cansabas....
Oscar

Vinué dijo...

Bueno, yo he sido muy coleccionista, pero de cosas serias, como los Tintines, los Asterix y demás. Desde hace años lo he sido también de libros y de discos, aunque me estoy quitando, y ahora las series, como van un bonito e intangible formato MP3, no ocupan. He de decir que una vez se me ocurrió un gran conceto que, tras leer este post, no se puede definir por menos que como la cumbre del garrismo: "la colección de colecciones". Siguiendo esta, una semana te obsequiarían en el quiosco de prensa con una tacita de porcelana de la dinastica Xia-Pen, a la semana siguiente con un tanque-réplica del ejército nazi, una más tarde con el monoplaza de Fernando Alonso cuando corría en karts y no tenía la sonrisa falsa tatuada en la cara, and so on...

¿No os parece una maravilla? Así sí que coleccionaría yo.

Y no te sorvide hacer un gúguel imáganes de "agyness", verás como la conoces de sobra.

Besos desde Villapili...